La Asociación Coliseo es una entidad sin ánimo de lucro (ONG), fundada en el año 2005 y que tiene como objetivo fundamental trabajar en la atención e intervención a personas y colectivos especialmente vulnerables o en dificultad social, o que corren el riesgo de padecerla. Coliseo se configura como una ONG de ámbito autonómico, creada por diversos profesionales del ámbito de las Ciencias Sociales desde la necesidad y la empatía encontrada en el trabajo personal y profesional diario en el campo de la exclusión social. Nace con una clara vocación de servicio público, integrando en su desarrollo el servicio a los demás, enfocando sus intervenciones y acciones al bienestar de las personas y los grupos más desfavorecidos de la sociedad o de aquellos que corren grave peligro de estarlo, especialmente el de la Infancia y la Juventud. En este sentido, los fondos y subvenciones tanto públicas como privadas son gestionados ajustándose a las políticas de calidad de la Asociación, establecidas en su código ético. La Asociación Coliseo es una entidad independiente y plural. Su visión, política y actividades no están determinadas por gobiernos, partidos políticos, ideologías… Por lo tanto, su independencia se estructura y desarrolla de forma autónoma, atendiendo a los Estatutos que rigen su actividad, pero principalmente atendiendo a la f Son esos valores fundamentales e ineludibles con los que nació la Asociación Coliseo en el año 2005, los que deben guiar todas nuestras acciones y comportamientos, y que forman la identidad de nuestra organización. Desde su nacimiento, la Asociación Coliseo se inspira en un conjunto de normas y valores éticos que permanecen inalterables y que por tanto, deben regir la vida de nuestra organización en cualquier ámbito en el que ésta tenga presencia o participación.
Contribuimos a la transformación social e individual de las personas excluidas y vulnerables.
Actuamos especialmente con la infancia y la juventud en dificultad y con sus familias.
Defendemos los derechos humanos y de la infancia, trabajando a través de la intervención socioeducativa y psicosocial.
El respeto a la dignidad de la persona y el compromiso con la defensa de sus derechos
La intervención socioeducativa y psicosocial centrada en la persona.
La promoción de la inclusión social de la infancia y la juventud.
La Infancia y la juventud como centro de atención e interés.
Respeto, compromiso y cercanía de trato con nuestros menores
Satisfacción de las necesidades, expectativas de nuestros menores y sus familias, basado en la defensa de sus derechos, su dignidad y bienestar
El equipo educativo se presenta como figura adulta capaz de entender sus dificultades y disponible para ayudarles, creando en las niñas, niños y adolescentes la nueva idea de que las figuras adultas son personas en las que confiar y a las que se puede recurrir para buscar seguridad y apoyo.
El equipo educativo muestra sensibilidad ante los significados emocionales de las conductas de niñas, niños y adolescentes, mostrándose accesible a la comunicación de sentimientos y emociones y ayudándole a gestionarlos, así como a desarrollar empatía.
El equipo educativo muestra aceptación incondicional, de manera que prevalezca el mensaje de que cada niña, niño y adolescente es una persona única, valiosa y merecedora de atención y afecto, a pesar de los conflictos que puedan presentarse en determinados momentos.
El equipo educativo fomenta en los recursos una participación activa de las niñas, niños y adolescentes en las actividades de la vida diaria de cara a favorecer el desarrollo de una mayor autoestima, autonomía y autoeficacia.
La Asociación Coliseo tiene establecido un Sistema de Gestión de Calidad en el que se enmarcan todas las actuaciones, respuestas y protocolos a seguir en las diferentes situaciones que pueden sucederse en el día a día en los centros adoptando los conocimientos aportados desde diferentes disciplinas, teorías y modelos lo que contribuye al desarrollo de un ambiente educativo y terapéutico.
Todas las actividades de la vida diaria de niñas, niños y adolescentes están planificadas y estructuradas con el fin de proporcionarles un entorno predictible y seguro que promocione el estado de tranquilidad necesario para el aprendizaje de otras competencias, la adquisición de hábitos, gestión del tiempo, mayor autonomía…
Se establece un clima de no violencia en las relaciones entre niñas, niños y adolescentes y equipo educativo.
La toma de conciencia de un contexto educativo libre de violencia genera la interiorización de que la violencia no es admitida dentro de los recursos residenciales de la Asociación Coliseo y que tampoco es necesaria en la vida cotidiana de cada uno.
Por otra parte, se procura que el ambiente sea motivador, con un constante esfuerzo de los equipos educativos por programar actividades estimulantes y atractivas para niñas, niños y adolescentes, lo que redundará en beneficio de la extinción de conductas disruptivas.
Se establecen límites, y se aplican consecuencias educativas como herramienta básica para erradicar las conductas disruptivas e instaurar las adecuadas. El modelo está basado en el reconocimiento positivo y el refuerzo de los comportamientos apropiados y la aplicación de consecuencias ante conductas inadecuadas con el objetivo de establecer relación entre comportamientos y consecuencias. El sistema de consecuencias es proporcionado, conocido y establecido de antemano con la participación de las niñas, niños y adolescentes.
Con la llegada de niñas, niños y adolescentes a los recursos de acogimiento residencial se produce un cambio necesario en la dinámica y estructura familiar y se crea, entre centro, familia y menor, un nuevo sistema que guía la conducta de sus miembros.
Para comprender y dar significado a los pensamientos y sentimientos de uno mismo y de los otros, la circularidad entre las relaciones se torna fundamental en nuestra intervención, de cara a poder dar pautas comunes que posibiliten una dinámica familiar nueva, más flexible, segura y positiva.
Se basa en el análisis de los problemas de conducta y dificultades de niñas, niños y adolescentes mediante la reflexión y el diálogo. Pretende ir más allá de la mera aplicación de consecuencias y tiene como objetivo adoptar una postura mentalizadora, reflexiva, que permita que cada menor comprenda su propia conducta, la relación de ésta con sus sentimientos y estados de ánimo y las alternativas de comportamiento ante estas emociones.
Se trabaja desde la empatía y el apoyo emocional, intentando conectar con niñas, niños y adolescentes y resaltando la importancia de sus sentimientos y preocupaciones e intentando que puedan afrontar los sentimientos dolorosos y situaciones conflictivas con conductas adecuadas y adaptativas.
Se trata de convertir los episodios de crisis en oportunidades de cambio; en hacer intervenciones que promuevan el cambio. Estas intervenciones deben contener elementos de relajación de la tensión, reflexión sobre lo sucedido, escucha activa y empática y uso de técnicas de resolución de problemas. En definitiva, se trata de desarrollar una presencia interna tranquilizadora en las niñas, niños y adolescentes porque ofrecemos experiencias en las que se les reconoce, se les comprende y se les cuida, experiencias que después pueden interiorizar.
Como hemos comentado anteriormente, la relación personal con los equipos educativos puede convertirse en un apoyo valioso para los menores, al establecer vínculos de apego seguro que puedan cubrir sus carencias y déficits y se ofrezcan como modelos de relaciones sanas que les ayuden en sus relaciones futuras, así como mejoren su autoestima y autoconcepto.
Consideramos fundamental establecer la figura del educador/a como referencia de un apego seguro, que sepa escuchar, que sea paciente, que de ánimos y que sea un apoyo afectivo para potenciar al máximo el desarrollo integral de los chicos y chicas, citando a Cantero y Lafuente (2010), “un niño cuya figura de apego es cariñosa, cooperadora y accesible forjará una imagen positiva de sí mismo como un ser valioso, competente y digno de ser querido.”